Salvador León
Director General
Lanok Latinoamérica
Lanok.mx
A mediados del Siglo XIX, se vivió la primer revolución industrial en el mundo. La economía basada en productos agrícolas y artesanales fueron paulatinamente cambiados por maquinarias industriales. Nuevos combustibles y tecnologías como el gas, la electricidad, energía nuclear, así como las computadoras y las innovaciones digitales han dado paso a las denominadas segunda, tercera y cuarta etapas de la revolución industrial.
Si bien varios historiadores difieren en los años exactos de las mismas, y en cuales pueden ser o no ser reconocidos como etapas revolucionarias, la realidad que permanece es que todos estos cambios fueron determinantes para evolucionar al mundo en el que hoy estamos viviendo. En lo personal, a esta última etapa, más que una revolución industrial la llamaría una revolución tecnológica. Todos los lectores que no sobrepasen los 30 años de edad ni siquiera pueden dimensionar una vida sin internet. Inimaginable en un mundo donde el Home office es una tendencia,
que pudiéramos trabajar sin correos electrónicos, sin WhatsApp, sin almacenamiento en la nube y sin comunicación celular.
Todos los lectores que no sobrepasen los 30 años de edad ni siquiera pueden dimensionar una vida sin internet. Inimaginable en un mundo donde el Home office es una tendencia, que pudiéramos trabajar sin correos electrónicos, sin WhatsApp, sin almacenamiento en la nube y sin comunicación celular.
Por si mismo el internet ha tenido una evolución importante. Fue en el año 1990 cuando por primera vez se denominó así, al ser un acrónimo de Interconected Networks (Redes interconectadas), sin embargo había un historial de al menos 30 años previos a este punto de despegue, que se incrementó con la creación de la World Wide Web (www). Sus velocidades iniciales eran de 56K y una espera larga para lograr una conexión. Hoy en día en muchas casas hay proveedores de servicios de internet por fibra óptica o enlace satelital que ofrecen en promedio 50 MBps (es decir 50,000 veces más rápido que los 56K iniciales!!). Todo esto en poco más de 30 años, y sigue evolucionando a un ritmo vertiginoso, sobre todo ahora que ya estamos experimentando la Inteligencia Artificial en varios procesos de nuestra vida cotidiana.
Una de las grandes tendencias en casas y oficinas es que el internet ya es prácticamente inalámbrico, incluso nuestros dispositivos como laptops, celulares y tabletas ni siquiera tienen un puerto de conexión ethernet para poder conectarse mediante un cable a la red.
Ahí es donde surgen grandes retos y áreas de oportunidad. Si bien la red inalámbrica nos da mayor confort y movilidad al no tener que depender de una conexión física permanente, también surgen otros problemas como intermitencia de la señal, mala o nula cobertura en determinados lugares, lentitud, falla en el suministro del servicio, saturación e interferencias, los cuales son muy comunes debido al tipo de construcción del inmueble y la cantidad de equipos que conviven en un área determinada como son los condominios horizontales y/o verticales. Ni que decir cuando falla el suministro del internet justo cuando estamos por subir un trabajo al limite del tiempo permitido o estamos a la mitad de una reunión importante.
El poder contar con un internet que no tenga estos problemas es fundamental para poder hacer trabajo desde casa, subir o bajar grandes archivos, disfrutar música, películas y series, mensajear, hacer conferencias y videollamadas. Se ha vuelto una necesidad de la vida diaria.
Una vez que se pueden solucionar estos problemas, y haciendo una analogía, se establece una supercarretera de alta velocidad con muchos carriles, perfectamente pavimentada para poder correr muchos autos a gran velocidad. En este caso los autos son dispositivos que se pueden ir agregando a su red sin afectarla. Dispositivos que se vuelven igualmente necesarios para brindar seguridad, productividad, eficiencia energética, bienestar y ahorro, en conjunto lo llamamos domótica, que es en realidad el uso de la tecnología para realizar tareas cotidianas sin intervención humana (automatización).
Usamos la domótica para gestionar de manera inteligente todos los espacios de tu hogar y/o oficina. Desde la comodidad de tu teléfono o tableta, o bien con un asistente inteligente como Alexa o Google Home, se pueden programar diferentes escenarios para controlar de manera remota varios procesos cotidianos o extraordinarios que pudieran llegar a ocurrir (como por ejemplo una fuga de gas o agua que puede prevenir un accidente si es detectada a tiempo).
Dentro de las principales aplicaciones que podemos utilizar en domótica están: Iluminación (encendido y apagado automático, programado o por evento) climatización (regulación y control remoto para ahorro y eficiencia energética), sensores de puertas y ventanas para notificar aperturas no autorizadas -alarmas-, persianas y toldos (para aprovechar al máximo el calor y luz solar, o bien mantener fresca un área durante temporadas muy calurosas), sensores de seguridad como cámaras de videovigilancia, chapas biométricas de acceso, detectores de presencia, detectores de humo, detectores de fuga de gas, detectores de inundaciones de agua.
Estos son solamente algunos ejemplos solamente de lo que se puede lograr con la domótica, cuyas aplicaciones aquí mencionadas corren sobre la misma red wifi (haciendo una instalación no invasiva ni costosa). Como podrán observar cuestiones como los detectores de gas, humo e inundación incluso deberían ser normativos en toda casa que se encuentre en condominio. Asi se exige en los corporativos u oficinas de las grandes ciudades, y no está por demás mencionar que al vivir en condominio una explosión por fuga de gas (como se han dado frecuentemente) no solo afecta al hogar donde existió la fuga, también afectamos a nuestros vecinos mas cercanos. Es por esto que les afirmo que el internet y la domótica, son dos imprescindibles en nuestra vida actual.
