Miguel Ángel Magaña Medina.
CEO Presidente Fundador.
DAGPACKET.
dagpacket.com.mx
“¿Otra vez no llegó el paquete?” se ha vuelto el eco común en cientos de fraccionamientos en México. Desde timbres ignorados y casetas saturadas, hasta entregas extraviadas, el caos silencioso de la paquetería está presente todos los días. Lo que antes era ocasional, hoy es parte de la rutina: pedir algo en línea.
Desde la pandemia, el comercio electrónico dejó de ser un lujo para convertirse en hábito. Con un solo clic, la promesa es tentadora. En cuestión de horas, puedes tener lo que sea —una freidora de aire, una medicina, unos zapatos que no necesitabas pero no podías ignorar— tocando tu puerta.
El comercio electrónico dejó de ser un lujo moderno para convertirse en una necesidad profundamente cotidiana. Y con eso, sin darnos cuenta, transformamos las dinámicas de nuestras ciudades, nuestras colonias y hasta nuestras rutinas más íntimas.
Pero la comodidad del pedido rápido tiene su cara B: un caos silencioso que se manifiesta a diario en los accesos de miles de unidades habitacionales:
- Camionetas de paquetería que se amontonan como hormigas.
- Casetas improvisadas que funcionan como centros logísticos sin estructura.
- Porteros que juegan a ser recepcionistas sin contrato ni herramientas.
- Un desfile constante de cajas sin dueño aparente ni control de entregas.
El confort también trajo consecuencias: accesos colapsados, porteros sobrecargados, camionetas invadiendo calles privadas y una avalancha de paquetes sin dueño aparente.
Un fraccionamiento promedio recibe entre 100 y 150 paquetes diarios. Cada entrega representa una interrupción. Cuando no llegan bien, el problema escala: vecinos molestos, repartidores frustrados y, sí, una huella ambiental creciente. McKinsey & Company (2023) señala que las entregas rápidas han incrementado hasta un 30% el tráfico urbano en zonas residenciales.
Este nuevo estilo de vida necesita soluciones modernas, no parches. Por eso, muchas comunidades están apostando por sistemas automatizados y seguros que no dependen de terceros, funcionan 24/7 y permiten gestionar las entregas sin contacto, sin papeleo y sin estrés.
Un tipo de tecnologías que se adapte a la vida real:
- Recibir tus paquetes sin estar presente (24/7).
- Menos tráfico de repartidores dentro del fraccionamiento.
- Pagos de servicios integrados en una sola interfaz.
- Autonomía sin depender del portero o del administrador.
- Incremento en la plusvalía del inmueble.
La logística también es calidad de vida. También es paz. También es orden. Y cada vez más fraccionamientos lo entienden. Porque hoy, más que nunca, necesitamos soluciones que se adapten a nosotros, no al revés.
La pregunta ya no es si tu comunidad necesita innovar. La pregunta es: ¿qué están esperando para hacerlo?